"Pedro, mi Pedro querido: tú
estás ahí, tranquilo como un pobre herido que reposa durmiendo con la
cabeza vendada. Tu figura es dulce y serena; eres tú mismo, encerrado en
un sueño en el cual no puedes salir...Oh, como has sufrido, como has
sangrado! Qué choque tan terrible ha sufrido la pobre cabeza que yo
acariciaba tan a menudo, tomándola entre mis manos!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario